Philip Ray

Yo no la extraño.

¿Yo?... Yo no la extraño,

son mis ojos los que extrañan verla

y mi piel sentirla a su lado;

pero yo no la extraño:

en lo que va de este minuto ni siquiera la he pensado.

 

Mis besos son los que extrañan a sus besos

y mi nariz al perfume de sus labios;

yo no la extraño ni siquiera un poquito:

las que la extrañan y escriben estos versos son mis manos.

 

La verdad es que miro su foto por casualidad

y reviso el celular con el pretexto de ver la hora,

no es que quiera saber de ella o la quiera llamar;

no soy yo, es mi corazón quien la extraña con locura.

 

Quizá sólo un poco la extraño…

pero no tanto como mis oídos que quieren ya escuchar su voz;

la extraño tan poquito como el tamaño del universo,

pensar en extrañarla más sería una exageración.

 

Sí… tal vez yo… la extraño,

pero la extraña más mi respiración,

porque necesito de ella como necesito al aire;

ojalá esta noche - en nuestros sueños - nos encontremos los dos.

 

Porque necesito de ella como necesito al aire,

para mantener vivo a este loco y solitario corazón.