Una noche en un bar embriagado y extasiado hui con ella hacia un hotel, yo no me acuerdo muy bien… Pero ella me dio su amor por dos monedas, apasionados y saciando nuestra sed de amar, sin darme cuenta me enamore, con esa mirada tan candente que aceleraba mi corazón, y ese cuerpo de modelo, que supera a cualquier estrella… Quisiera poder vivir por siempre a su lado, pero termino la noche y cada uno partió por su lado, yo pensando en ella… Y ella contando su dinero.
Al día siguiente volví a verla, pero ella no me pidió monedas, me pidió mi amor y que nos escapemos juntos a un lugar lejano, que rompa todo tipo de fronteras, pues ella en mi había pensado…
Y los dos por esas vueltas locas del destino, nos enamoramos…
Lucia Tintilay 00:10 - 2/Agosto/2012