Hoy me acosté pensativa, en la métrica de la vida,
entendí su razón de ser de un segundo a otro.
Comprendí que si vivo, es por amor y para amar seré vital,
que mi meta en éste mundo es batallar por la verdad
y lograr, aún lo menos, acercarme a nuestra paz.
Mi mente se dispersó, por lo recóndito del tiempo,
emprendiendo el objetivo de ser siempre combatiente,
por los niños, la familia, los amigos y este amor.
Al final volví a mi lecho, colorido de pasiones,
me entregué a la vida firme y entendí la realidad.
Somos hombres y mujeres, porque el tiempo nos dio el lujo,
de hacer nuestro al mundo entero, de entender a lo certero
y proteger nuestra moral, defendiendo a los pequeños,
a los grandes y a los viejos, con perfecto desempeño
y perfecta dignidad, dando brillo al universo y coronando a la verdad.