Desbocado y sangrante
mi enmudecido corazón te busca
entre el descolorido
rosal de mi ilusión.
Soñando que todavía
le ofrendas a mi despoblada vida,
la ardiente pasión
de tus evocados besos
y viviendo abatido
con la áspera impotencia,
de tener que existir,
con la piel derrotada y marchita,
sin el tierno calor,
que me ofrendaba,
tu añorada y encendida pasión.