Bese tu sonrisa solitaria y
mordiste mi mirada callada,
se escuchaba el sonar de las estrellas
que gritaban el amor perdido,
sepultádo como una promesa
en el olvido,
extrañare tu vientre
con sabor a verano tibio,
en tus labios húmedos
renacieron mis deseos
penetrándo como abejas
un panal humedo, oscuro.
No se si te veré mañana
sobre el lento amanecer de mis gritos,
tal vez te mire marchitada
como una flor abrazada en un velorio,
pero gritare como un trueno tu nombre,
y seremos un amor enamorado
muriendo nunca escuchado.