Un abatimiento de todas las cosas
Un constante dejarse llevar por las circunstancias
Como una balsa a la deriva entre las estrellas
Una completa disposición al universo
Y que haga conmigo lo que sea.
Esta conciencia
Que no es sino dibujante de una ilusión que no existe
Logra confundirme sintiendome real
Y me parece conocerme verazmente
Pero como quien se mira en el espejo
Con esta conciencia mía
No veo más que la impresión mía
Que de mí mismo tengo.
Y comprendo
En un momento de absoluta lucidez
Que no sé quien soy
Y que es un absurdo
Querer saber quien soy.
¿Y esa lucidez será algo de mí?
Entonces veo a los ojos a las gentes
Y trato de absorverme en su mirada,
Pero en ella -hasta en el ser más amado-
Sólo encuentro la mentira
El desvelamiento de las cosas
La ausencia de la ilusión
Dos esferas de agua y carne
Que eran puerta al lugar
Donde sólo existe la ausencia del alma.
Entonces entiendo
Más allá de mí
Como alguien que entendiera por mí
Aquella paradoja de ventana de autobus
Que estamos en un tiempo en que se cree
Que creer es un absurdo.