En una de sus furtivas escapadas
mi alma traviesa se perdió.
Dicen que la vieron pasar
muy ufana por la calle
con su cinta azul arrastrando
y su interna luz fulgurando.
Dicen que no estaba perdida
y caminaba resuelta,
que en su andar traslucía
candor pleno y poesía.
Dicen que la oyeron cantar
tonadillas de amor y alegría
y se escondía en si misma
como si estuviera alabando.
Oraciones llenas de amor
se veían surcar el cielo.
Que los ángeles la seguían
como fascinados, cautivados.
Y se internó en los montes
con una ilusión contenida
decidida y consciente,
dispuesta y convencida.
Más tarde volvió en silencio
Y se metió en mis entrañas,
comencé a sentirme encendido
con una alegría intensa
que me venía desde dentro,
desde su tierna morada.
No entendía nada,
estaba muy sorprendido,
la traviesa alma mía
me llenó de intensa alegría.
CARLOS A BADARCCO
3/6/12
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