jaimen apolinar

AÑORANZA

Me acostumbré a tí,

tan cercana al silencio

y a las figuras pasadas,

albeso de la espiga

que ignoró la primavera.

 

Me acostumbré a tus ojos inmóviles

y a tus días sin la risa,

a la humedad de tu alma

y tus visitas nocturnas.

 

Una parte de mí aun te invoca

habitante quizás del tiempo

que se ocultó detrás de un sueño.