La simiente.
Quiero pedirle a Dios,
que me deje llegar a la montaña,
a donde está el venero que da vida
y me deje beber de esa fuente,
para así satisfacer mi sed tan loca;
Y que al salir de ella,
se quede fecundada la simiente,
esa semilla de amor, que da vida,
y renazca en esa tierra prometida
la congénita estirpe de mi sangre.
Solo le pido a él,
que prodigue a esa tierra prometida,
la humedad y los nutrientes necesarios,
para que no sea estéril
y pueda renacer así la vida...