Cuántas cerradas puertas
que se abren con un latir
mientras sigas sin tregua
siempre se habrán de abrir.
Ve y evade los lamentos
o ataduras de duro marfil
sin reparar en sentimientos...
mucho mejor amar así.
En las olas que te llevan
sin remar a la estación
de los barcos con veleras
sentirás fina fruición.
Así los días van pasando
al propio paso de tu andar
y es que, al buscar tu hado
¡lo acabarás por encontrar!