Anoche visité la furia,
sombias páginas
sin las palabras del hielo,
raices nocturnas que ahogaron el día
y enmudecieron al ave.
Ataron centurias los cautivos del tiempo
esparcidas en cámaras de fuegos extinguidos.
Sonoros ecos, perdidas voces
del sendero en nieblas
y de las semillas olvidadas.