La locura, a veces, no es otra cosa
que la razón presentada bajo diferente forma.
Johann Wolfgang Goethe
Sus aspas mudas aplauden nubes en desolada servidumbre
hojea asombros de aire dentro de sus alas fijas
el mecánico ventilador rumora el vago asilo del ocio.
Mi inactivo cuerpo detuvo los pensamientos
haciendo pausas en los huecos perennes
el índice de la brisa que trajo la gruta de los ecos.
El aire: la ventisca aérea de su numen
la deidad penetró
como un ladrón dolido atormentando mi soledad.
Mi voz invertebrada y convexa fue plumaje en fragmentos
sacudiéndome la cabeza.
Aquella bruma abierta en el techo
me arrastra hacia el brusco tirante de sus fauces
y me arremolina a sus colmillos afiebrados.
En mi cama hay acentos de tumba deshabitada
platico con mi piel de zombi horroroso
espeluznante…
repulsivo…
En mis pies regurgitan sombras amarillas
donde desfila la miseria de la lámpara
ella alumbra la esquina del mueble gris.
La dócil hiedra de luz devora la altura del silencio
se ha convertido en la aventura de mi entidad
estoy dentro de esta sombra maligna.
Y aquellos zapatos sin calendario
interpretan barcos en óxido de suela carcomida
la torre inventa y fragua semicírculos sobre el tacón
y en ella se eclipsa la rama devorada por el horizonte.
Y esos animales alienígenos penetran con su torpe cabeza fría
y sangran en la fractura de la ventana
y se arrastran los muros claros. . .
. . .entre los orificios de mi camisa
de que te siento en mi bahía de plomo
sobre el coágulo de estas manos en mortaja.
Los codos del tiempo en tan pocas horas
el reloj ha sufrido mordiscos y dentelladas
se ha convulsionado en su interrogante minuto
su aguijón explora mi mente
y la piraña se ha comido mi lucidez.
Y su ira se deposita en la verdad
como una osamenta en mi desierto
de que te busco en mi almohada
en esa botella rota donde acaba la sequía de mi sueño.
Y aquel pez de sonido sin olas
cubierto con el verde túnel
susurra en la próstata del agua.
Soy melancolía
ídolo cavernario de mi tristeza
en mi cráneo cazo al oído
que se asusta en su coherencia
cuando devuelvo el velorio de mis párpados.
Mis ojos desnudan…
…el cansado reflejo de tus rasgos.
Bernardo Cortés Vicencio
Papantla, Ver, México