EL VIEJO WILLYS
Antes su actividad giraba en torno al abuelo ‘’el papi Eduardo’’ como todos sus nietos lo llamaban. Mi viejito subía en su ‘’Willys en ese tiempo de color rojo, a todos los nietos y se los llevaba de paseo no importando como estaban vestidos, Y claro después de una mañana y tarde de juegos nunca podían estar de la mejor manera, Pero siempre felices,. En sus corazones sólo se anidaba la felicidad de ser parte de una gran familia, donde no eran primos sino más bien hermanos y amigos de juegos. Y aún guardan en sus recuerdos las una y mil anécdotas siempre en torno a la casa del abuelo y al viejo carro donde cabían todos. Y eso significa recordar lugares donde iban con ‘’ el papi Eduardo’’. Centros comerciales, los esteros, los parques, los helados y miles de cosas más que los une a todos en ese mágico recuerdo de haber transitado por la vida agarrados de unas manos poderosas que sabían sostener, que sabían acariciar.
Hoy, todo gira en torno a ese recuerdo, y son sus hijos los que hoy juegan en el viejo willys, que parece que murió con mi padre, pero que aún está de pie, nadie lo maneja, pero hoy los nuevos niños siguen encontrando en esa carrocería formidable el mundo mágico que vivieron sus padres.
El viejo Willys, hoy de color azul, despintado, pero que guarda en sus paredes, asientos y sus latas los recuerdos de los niños de antes y acoge sumisamente a los hijos de aquellos pequeños despeinados, descalzos y sucios de tanto y tanto jugar, conscientes que era esa su principal obligación de niños.
(Los de arriba son los niños de hace 25 años, los de abajo sus hijos. el viejo Willys el mismo, antes rojo, hoy azul.)