A veces nosotros, los poetas,
nos sentamos delante
del teclado, y nos preguntamos:
\"¿qué esta noche?\"
Es mi caso.
Esta noche...
qué escribir...
Me quedo pensando...
y después...
--Sabés que no dispongo
de tiempo para hacer
tus diligencias.
Tengo que pasar por
el correo y después ir
a trabajar.
-- Bueno, está bien,
dejá nomás que me
las arreglo sola.
--Arreglo sola.
¿Tanto te cuesta hacer
tus propios trámites?
¿También de mañana
tenés que mirar
tus novelas?
--Dejá de hablar pavadas...
Dame paso que ya me
estoy yendo...
-- Adelante, bella donna...
Chau... ¿Y te vás a ir
sin darme un beso
de despedida?
--Te voy a dar un beso
de un hasta luego...
--Hasta luego querida.
(Esposa se va.
Él termina de cambiarse,
y se dirige al teléfono)
-- Hola, sí. Recién
acaba de salir.
Ya sabés dónde encontrarla.
Después hablamos...
(Cuelga y sale)
.......
(Son las siete de la tarde. Habla por teléfono)
--Hola...¿qué novedades tenés?
Lo suponía... Sí, ya sé,
no te preocupés. Mañana
tendrás tu dinero
por la investigación.
Hasta mañana.
Son cosas mías...
No tengo que
estar rindiéndote
cuentas a vós...
No me volvás a preguntar,
entonces. No me las inflés
más de las que las tengo.
Chau.
(Cuelga teléfono)
(Se desviste. Queda en slip.)
--Bueno, bueno...
Así es el asunto.
No sabés lo que
te espera, mi amor...
(Va al baño.se lava
la cara, y se perfuma.)
--Ah, por fin llegaste...
Vós no almorzaste en
casa hoy.
--No querido. Fui a
visitar a Amalia y me
invitó a almorzar con ellos.
--¿Qué comieron?
--Arroz con pollo.
Estaba bárbaro.
¿Y vós que almorzaste hoy?
--Berengena a la pizza.
--¡Qué rica! Me dan ganas
de hacerlas...
-- Hacélas... Pero dejá
pasar unos días.
--Claro, querido.
Voy a ponerme cómoda.
--Haceme la competencia.
Quedate solamente
en bombachita.
--Ay, ¡qué loco!...
--No, loco no. Te lo
digo de verdad.
Venite así, que yo
te espero. Tengo ganas.
Andá...
(Se sirve un whisky)
--¿Querés tomar algo?
--Sí, lo mismo que vós.
(se sientan los dos)
--Salud querida...
a cuenta de nuestro
polvo...
--¡Guaso!...
--¡Soy guaso!...
Acariciame un poco...
Así... Muy bien...
pero muy bien...
mirá cómo se puso...
--Es hermoso...
--Y la tuya...
¡qué me contás!...
(En un susurro) Entregámela...
..........
--¿Satisfecha?
--Sííí... completamente...
--Esperame un minuto.
(Toma una agenda
y llama)
--Hola...¿Cómo te
va muñeca?...Me alegro...
¿Qué tal la pasaron hoy?
Te pregunto, nomás...
de curioso que soy...
Bien, bien...Gracias...
Serán dados. Saludos
a Federico. Chau...
(Cuelga. Su esposa
lo mira espantada.)
--¡Le hablaste a Amalia!...
--¿Cuál es el problema?
¿Que me acabo de enterar
de que no estuviste
en su casa?...
¿De eso te extrañás?...
¡Ramera! (Le da una cachetada)
(Su esposa llora desconsoladamente)
¡Malparida!...
¡Hoy no te quiero
en casa!... ¡Rajá!...
¡Andate!¡Andate!...
¡Dejame solo! ¡Quiero estar solo!
¡Desgraciada!
(Ella llorando se arrodilla
y se abraza a una pierna
de su marido)
(Él levanta su pierna
y ella cae sobre la pared)
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto-05/08/2012)