Tres de la madrugada aquí en mi mundo
que se vuela en un segundo por las letras sueltas,
mundo que vaga entre los lirios de las tardes
y a veces cobarde se pierde en las vueltas.
Me canso de soñar cuanto sueño que soñara,
con la pluma complicada me pianto unos versos,
que no tienen sentido más que al alma que encerrada
juega a imaginar que así se quita algo de peso.
Entre mis dos cejas abundantes de preguntas
mi corazón apunta a hacerse un río de deseos
y con los luceros que nuestras vistas juntan
aún puedo verte cada vez que parpadeo.
Con los dientes fuertes de mamar recuerdos
de los senos tiernos de la madre tierra
cada nuevo paso, saboreo y muerdo
para ver si aún vivo entre tanta guerra.
No me alcanza el agua de las nubes bajas
ni saco ventaja a favor del viento,
sólo que no encuentro lo que me hace falta,
sólo que me cuesta descubrir qué siento.
Llevo a pasear las frases bonitas
a ver si me incitan un sol peregrino,
donde los ahogos son como canicas
y se van bien lejos con un solo tino.
Pero no hay razón sin una locura
ni existe la cura para un pecho abierto,
sólo una canción que lleva la luna,
sólo mi fortuna que es tu tibio aliento.