Al asomarme por la ventana
la tristeza predomina,
sólo bruma y hojarazca
sobre la tierra se mira.
El grisáceo de la niebla
provoca a la melancolía,
y la intermintente lluvia
por las hojas se desliza.
A lo lejos un sendero
apenas se divisa,
y junto a él una colina
que lleva a una casa en ruinas.
El ulular del viento
emula un lamento sin vida,
y el frío se siente
como una filosa cuchilla.
Es un paraje oscuro
en dónde no asoma la luz del día,
y de pie junto a la ventana
siento como la desesperanza anida.
Arely