De nuevo entablo
un sordo y mudo cuchicheo
con el obstinado silencio
y observo su vacío rostro,
dentro de un circulo sellado,
que conmigo quiere compartir.
Entre la negra magia de la noche
con sus amordazadas palabras,
me roba el sueño
y las alegrías de vivir.
Me busca entre las sombras
de mis sabanas
y me dice cosas secretas,
que no quiero oír.
Esta noche el seco silencio,
se apoderó de mí,
cabalga sobre
mi vacante lecho,
me sacude el alma
y quiero morir.
Vuelve a manifestarme
con sus ociosos mutismos,
que la vida es sólo silencios
y que si una vez escuché
su latir amoroso,
fue sólo un antiguo hechizo
de violetas,
porque de silencios se hizo,
mi vacío existir.