Cismatico

Desvaríos al anochecer

Míos son los ojos que dan vueltas

y tuyos los que nunca me miran,

demasiadas gaitas sin celtas

que nunca sonaron por avenidas.

 

No me imagino el infierno al que me arrojan

los resquicios de tu dulce carne,

me lanzas sábanas heladas que me acarician

y cuando tocan mi cuerpo arden.

 

La habitación se llena de humo y no puedo verte,

me caigo en la jaula en la que me encierro,

sin sentido todavía sé que puedo quererte

pero sólo quedan cenizas en las que me entierro.