Cavilo entre lo divino
y lo difícil de comprender.
Cuán difícil es dominar la reflexión,
conseguir llevarla por un único camino
sin que irrumpan pensamientos y emociones
que perturben la razón.
Soy espíritu encarnado en materia,
limitado por el tiempo y el espacio;
soy uno más, dando vida a la miseria.
Soy libre de acción o albedrío,
consciente de sus consecuencias.
Soy quien no huye de la nada,
porque ella no tiene existencia.
Soy en la naturaleza una presencia.
No me escolta el azar en el camino
-no hay azar si existe pensamiento-,
soy de mi substancia el condimento,
enfrentada a los trazos del destino.
La razón dice que el destino se tuerce.
Soy hecha a imagen y semejanza,
reflejo de la justicia y de la verdad,
dejo de ser el eco de la ignorancia
YO SOY reflejo de la identidad.