Culmina la tarde
que el sol desvanece
y esconde en rincones
la luz crepuscular.
Mengua la corriente
y un rayo dorado
de espejo y de lago
se quiere apoderar.
Aquieta las aguas
la nula vertiente
y revuelo de aves
se aproxima al lugar.
La cima rocosa
de la verde sierra
sublima su encanto
porque invita a soñar.
Furtivo romance
entre cielo y tierra
con nubes que bajan
para acariciar.
Cambia mi mirada
busco entre la gente
paso inconfundible
y te veo llegar.
Con andar tranquilo
plácido me miras
al tomar mi mano . . .
y un beso me das.