Afuera está lloviendo
en el frío de la tarde,
tras la ventana empañada
mis ojos la imitan
y mil sueños se suscitan
como en una pantalla transparente
y el suspiro atragantado
se libera y levita.
Con la cara entre las manos
seco las nubes vaporosas
y se abre un par de soles
para intentar de nuevo,
me sacudo como un perro
las penas que me mojan
y el valor vuelve a llenar
de paciencia el agujero.
Afuera llueve y cada gota
bendice la tierra sedienta,
adentro nacen tus pensamientos
y alimentan el pecho tibio,
en este amor no habrá descuido,
te quiero como esa lluvia
ama a las hojas verdes
que brillan con su cariño.
Con la vista clavada
en el cielo que se oscurece
me transformo en una hoguera
que ahuyenta las tinieblas
y la tristeza tiembla
porque no hay modo posible
de romper el lazo firme
que el amor un día siembra.
Te quiero tanto
que ya no hay nada más que decir,
solamente mil besos guardados
para demostrártelo,
y esperándolo
seré el refugio en esa lluvia
que mantenga en vilo al corazón
para entregártelo.