ERA FÁCIL desprenderse
de su pálido rostro disfrazado.
Saludar a los demás con la sonrisa
como sacada de infantil retrato.
Ser propiamente un hombre
cual los otros, sencillo y sin pecado.
Sin ocultar fragilidad.
Fue y pudo ser más provechoso
devolver bien por bien a los humanos
que como él hurgaron en errores.
Pero no pudo tanto.
(GALERÍA INSOMNE)