Él te recibía con sus manos de amplias avenidas
con bombos y platillos y comparsas
él llevaba estrellas en todas las sonrisas
y amor y comprensión en todas las palabras.
No había para él problemas insolubles
y daba una razón sabia de vida
caminaba despacio como todos los hombres
que tienen las lecciones aprehendidas.
Había descubierto hace unos años
que la serenidad es buena amiga
que el amor y la bondad van de la mano
y que es veneno vivir para la envidia.
Ese viejo que fué un tipo sencillo
se había casado con mi madre
y tuvo al cabo cuatro hijos
valiente, emprendedor, fué todo un padre.