Por eso es que te extraño,
y ando…
como perdida buscando…
buscando la mansedumbre de tú abrazo,
en la ausencia gemela en mi costado…
la ausencia de tu abrazo…
esa que de extrañarte duele tanto,
que guarda tu calor y que de a ratos
en suspiros de viento estremecidos
me trae el sabor de tu olor en mis pupilas.
Por eso es que te extraño,
y ando así,
como en voz baja murmurando...
extrañando el ausente terruño de tu espacio,
aquí en mis brazos,
sintiéndote en mis manos que te aguardan
como el desvelo al sueño,
como pan el hambriento
como el alma al sosiego.
Del manso útero de tu cuerpo
sin cobijo ni abrigo,
yo me encuentro perdida,
en auxilio de besos y susurros
se hace noche la tarde.
Y amanece…
amanece otro día
en la cálida
luz de tu sonrisa
Jueves, 09 de Agosto de 2012
07:54 p.m.