¡¡Voy a publicar!!
Me digo a mis adentros,
le daré oportunidad
a mi último cuento;
o acaso mejor será
una décima o un soneto,
o un poema sentimental
que me nació desde adentro,
o mejor le doy la oportunidad
a unos versos que tengo sueltos
que escribí sin mucho pensar
movido por el sentimiento.
Pienso y pienso… Y qué va
mejor unas coplas, que por cierto
no las había escrito más
tal vez por cuestión de tiempo
o sigo buscando diversidad
y hago glosa de unos versos
o quizás buscando ingenuidad
hago retahílas con motivos diversos.
Busco y busco y vaya calamidad
los escritos no los encuentro;
¿Será que alguien por maldad
o por puro aburrimiento
los escondió una vez más
para verme descontento?
Ya es hora de publicar,
debo mostrar mi talento;
lástima tanta adversidad
en este preciso momento…
mejor entro nada más,
leo poemas y comento
y disfruto a cabalidad
si un buen poema me encuentro.
No, esto no puede ser verdad
padecer este tormento:
olvidé la clave para entrar,
debe ser el agotamiento;
mejor me voy a acostar
y así sueño que no es cierto
a la hora de publicar
paso por tantos tormentos
y todo eso sin contar
que la PC está en aprietos
que mi hijo se quiere conectar
porque tiene algún proyecto
que la página se volvió a colgar
por presentar desperfecto
o algún pleito familiar
que te saca de contexto,
o algún que otro malestar
que te pone indispuesto;
sí, mejor me voy a acostar
y uso el sueño de pretexto.
*****