Son tutores sus cuerpos;
aquello que las mueve se enreda a sus acciones,
y las extiende
hasta cubrir de sombras todo cuanto ignoran...
Quién ha de podar tantas intenciones,
transparentes,
pesadas con los sentimentales frutos de la eterna estación...
AMOR,
quien crea saber de él,
no habrá de despertar más nunca,
se olvidará que recibir existe,
caldeará la helada noche,
y repondrá su corazón con un poco de hierba,
alumbrará a lo lejos sin percibir más que estrellas,
y se recogerá de la conciente extensión
para enriquecerse entre la sincera piel de sus brazos.