Cuando por vez primera te miré
En la roja quietud de un virginal ocaso,
cuando por vez primera te miré, vida mía,
sentí que en mis entrañas una gran llama ardía,
sentí partir mi vida volando al cielo raso.
Detrás de tu belleza, poetas del parnaso
desdoblaban sus versos, tu fresca lozanía
edulcoraba al viento, todo se detenía,
el mundo y sus relojes, las horas y su paso.
Desde entonces soñé con quemantes sonrojos
cubriendo tus mejillas, tu cara enamorada,
con tu pecho temblando cual si fuese una flor.
Desde entonces soñé con mirarte a los ojos
y tú como respuesta volvieses la mirada
como un pacto de sangre, una ofrenda de amor.