Mi alma…
Sobre mi aterrado cuerpo
Un ave,
Solitaria,
Volaba.
Oh, soledad,
¿Qué daría yo para poder volar,
Solitaria,
Sin pensar,
Ni sentir,
Ni llorar,
Ni reir?
Sin ser
-como siempre-
Esclava
Presa
Cautiva
De todo
-de todos-
De mi misma…
Y el pájaro volaba…
Oh, libertad…
Anhelada y dulce
Libertad….
Daría mi vida
-mi pobre vida-
Para que mi alma tuviera sosiego…
--
Siempre crei
-siempre me dijeron-
Que mi espíritu
-o mi alma,
O lo que sea-
Era libre…
¿Libre?
¿Qué demonios es libertad?
¿Acaso no es
Desatarme
De todo lo que me ata
A mi tristeza?
¿Acaso no es
Trascender
Y dejar de lado
Mi ignorancia?
Si es asi,
Entonces,
-Aunque no lo quiera-
La libertad,
Tan efímera como siempre,
Se ha esfumado
De mi alma…
Para siempre…
Por siempre…
O quizás…
“Eres un alma libre,
Un alma solitaria,
Un alma de lobo
Atrapada en un solo cuerpo…
Un cuerpo ajeno…”
--
Y el pájaro volaba…
El pájaro…
Un pájaro negro…
Un pájaro enorme…
Un pájaro horrible…
Un pájaro cruel y maléfico…
Pero aun asi…
Un pájaro libre.
Un pájaro
-que al final no era un pájaro-
Que volaba,
Libre,
Solitario,
Hermoso y sombrio.
Volaba en círculos
Círculos
Que hacían parte
De la danza
De la muerte.
Entonces…
El pájaro,
Volaba…
Y yo dormía…
--
Desperté,
Al darme cuenta
Que el pájaro,
Ese horrible pájaro,
Volaba,
Libre,
Como siempre,
Sobre el cadáver
De un alma
-por fin-
Liberada
De la cárcel
De su cuerpo.