Dame todos tus bosques cargados de insolencia
hazme pasar un rato de lujuria y lascivia
que te encuentre esta noche de incendiada presencia
y mañana amanezcas descansada y más tibia.
Este día deseo desatarte los labios
arrancarte la lengua y romperte los brazos
extenderte en la mesa ya colmada de besos
y en un acto salvaje devorarte a pedazos.
Que revienten de pájaros en mi cielo tus pechos
y tu púrpura boca se deshaga en mis mieles
para hacer de este encuentro tan audaz en el lecho
religión que convoque a probar a otros fieles.