Te afirmo que al llegar la noche
la vida es morir.
Es un martirio no estar contigo.
El sueño no concilio,
esperando ver tu esbelta figura
en el umbral de mi mente.
Alucino cada noche nuestro amor,
ilusión al borde de un delirio ardiente,
esperado con ansia
y, jamás llega.
Vivir cada día
sintiendo el ultraje de los años,
aparecidos inexorables,
volviéndose rumor evidente
a mis débiles oidos.
En ese momento
mis anhelos se aceleran.
Tardes interminables, donde tu faz
desde el fondo del espejo.
Me lanza sigilosamente un fugaz vistazo,
el cual furtivo se esfuma.
La nueva luz del día sorprende
mi desvelo de amor.
Anegando un ricón de suspiros
donde te abrigues, cuando
llegues.
bambam