mario mena mena

Desesperado

Llueve en todo el territorio de mi alma

destilan sombras amargas del corazón de mis alegrías

fantasmas se descuelgan de cualquier recodo

y deambulan entre las tinieblas

del laberinto interminable de mi soledad

Tienen madriguera en el hueco de mis huesos.

Llueve sin parar, todo es gris

no queda una sonrisa en el paisaje

Un agua pegajosa y amarga cae incesante

y la piel transparente de mi espíritu

se recubre de ciénagas venenosas.

Estoy solo en medio de espantos y de angustias

rogando desesperado que escuches la palpitación

de mi alma que te busca.

Mi grito delgado flota buscando a tientas

por las criptas perdidas del miedo y la ignorancia

Estoy derrumbado en medio de silencios

y oscuridades nuevas

aferrado a la convicción pequeñita

de que me observas y me buscas.

Me asusta saber qué precipicios rondo

soy un ciego perdido en la calle más desconocida del mundo

llevo un nudo de miedos y silencios adheridos al alma

balbuceo en una turbulencia de sombras agresivas

y ruego, lloro, que me alcances

me salves  con tu mano luminosa

me señales una senda

y me enseñes la forma de andar en ella.

Ahora entiendo que eres la luz del mundo

y qué demuestra si te sigo.