Adrian VeMo

Ella tan jovial

 

Ella tan jovial

una noche sacudió los ojos

encerrada en su hogar,

sacudió

y sacudió

y por temor a que sus lágrimas rebotaran contra ella

mordía con los ojos su tristeza.

Se despabiló esa misma noche.

Se perdió

entre los capotes de los árboles

y las secas extremidades del frío,

entregó su llanto al viento

(como un deseo)

para que no volviera.