mario mena mena

Decisión del hijo pródigo

Este olor ácido me adormece el olfato

siento entumecida la mente

no se desde cuándo no pienso

Es difícil mantenerse en pie

un temblor me recorre las manos.

¿Cómo es que los miro comer

y quiero tomar la comida de los cerdos?

Camino entre fangos imposibles

y recuerdo cuando dije:

Padre, dame lo que me toca de la herencia”

me sobraban amigos y mujeres

y se fueron cuando llegó mi insolvencia

ahora se me apetece lo que está en estas bandejas

pero ni siquiera eso tengo

¡Si me dijeran “puedes tomar”!

Alcohol, gula y desenfreno

Abrazos y susurros de mujeres sin rostro

todo se fue con el carnaval del gozo

No tengo baño hace mucho tiempo

habito una gran noche todo el día

y una luz espesa y fría me entra por la vena

entonces floto y me río tonto

deambulo perdido por esta gran chanchera

Ya no veo rostros, ya no tengo amigos

duermo entre residuos y rastrojos

las voces son gruñidos de cerdo

Entonces medito:

¡cuantos jornaleros de mi padre tienen comida suficiente

y yo aquí me muero de hambre entre los cerdos!”
caí a este abismo, pero este no es el hábitat de un hijo

en mi casa tengo pan, perdón y abrigo

Regresaré sobre estos pasos putrefactos

Dejo esta muerte y camino hacia la Vida

le rogaré que me reciba

aunque no merezco trato de hijo.

No sigo más girando en esta náusea maldita

tumbado en este fango apestoso,

cara al cielo miro a las estrellas y digo:

tengo que volver a mi Padre”

y ya emprendo el camino.