Cómo me duele en el alma despertar
y darme cuenta que no estás a mi lado.
Extender mi brazo en la alcoba
y acariciar el vacío de tu cuerpo.
Ver trás mi ventana el correr de las horas
que se convierten en semanas.
Caminar la misma acera
y sólo mirar mi sombra,
entrar por la misma puerta
y que me reciba el silencio,
mirar de lejos aquel lugar
donde solíamos encontrarnos,
aquel rincón, nuestra mesa, una rosa,
tu perfume y un café.
¡Ay! como me duele llegar hasta ése parque,
recostarme sobre el pasto,
mirarle a la luna enamorada
y descubrir que las estrellas no le acompañan.
Si, si que duele observar el firmamento,
respirar el aroma de las flores,
querer abrazarte y solo acariciar el viento.
(Anita Silva Aguilar)