*Nevada*
No consigo jamás penetrar en tus verdes ramas
conífera altiva que presumes de hablar con Dios
con el verdoso aspecto de altiva altura piramidal
maravillas al humano que pasea bajo tu sombra.
*Hombre*
Deja sosegado al formidable abeto de está taiga
cobijando el ser de la naturaleza bajo las ramas,
haciendo renacer una nueva vida que se detiene
cuando la ventisca hiela el aliento entre la savia.
*Bosque*
Arrullamos las nubes como soberanas coníferas
reconfortándome al ver al Sol cuando amanece,
anunciándole al céfiro que mis cipreses fustigan
la unión sosegada que mi majestuosidad adora.
*Nevada*
Cuando se marchite la luz con penumbras grises
llegado será el momento para los copos blancos,
cubriendo el bosque y mi taiga majestuosamente
con agraciadísimo manto níveo pleno de encanto.
*Hombre*
Es mi presencia como la de la denigrada hormiga
que se maravilla de la poderosa fuerza del abeto,
pirámides con nieve que cuelgan desde las ramas
reproduces la navidad digna del señorío del árbol.
*Bosque*
Siempre aspiramos a ser pulmón de la humanidad
al fabricar todo el aire que los civilizados respiran,
si los talas reduces tus esperanzas de vivir la vida
es deseable cortarte las manos antes que talarme.
*Respiro*
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
12 de agosto del 2012