No sabrás del color sonrojado
que viste mis sueños al amanecer,
ni de la tibia tersura en mis manos,
enterneciendo la lumbre de tu piel.
Si me has dejado latiendo
un cielo a medio descubrir,
que clava despacio en mi pecho
las palabras que quedaron sin decir.
Me dejaste tu fogosa boca
suspirando en mis recuerdos,
un vacío que se cuela en las horas
que pasé añorando tus besos..
Me dejaste así desordenada
naufragando en tus orillas,
con ternura en la mirada
y en mis noches encendidas.
Por eso... arrancaré de mi memoria
a esa callada y dulce sonrisa
por la que se deslizaban historias
mientras rozaba tu pelo con caricias.
Si me dejaste el fuego prendido
respirando la delicia de un beso,
que tus labios mecieron en los míos
en un intento de hacer tuyo este deseo...
Quisiste desarmar la inocencia
de este corazón que ardía de soledad,
pero te rendiste ante la misma puerta
que se estaba abriendo para dejarte pasar...
No sabrás de la ilusión deshojada
que esparce sus versos donde termina el mar,
ni de las lágrimas que descansan en mi almohada
sintiendo tu ausencia en cada despertar.
No sabrás que asomabas cada tarde
al balcón de mis ganas de amar,
ni como se suavizaba mi voz al nombrarte
si dentro mío te sentía respirar...
Me dejaste ese dulce momento
que no llegamos a vivir del amor...
si sólo deseabas el calor de mi cuerpo
¡mientras yo quería robar tu corazón!
Ceci Ailín