Me deslindo del sueño,
ya no buscaré espacios
en blanco entre el cielo
y el infierno.
Cuando recorra las calles
me salpicaré los ojos
con los charcos de agua
que me llegaban al cuello.
Sacaré la basura de mi
alma para llevarla hasta
tu puerta.
Y para que me la recibas
apretaré el timbre de
tu voz hasta que te quedes
tan muda como yo.
Apagaré el ventilador
que hacía volar un millar
de ideas acerca de un futuro.
Y colocaré en mi presente
las que no se rompieron
al caer al suelo por el peso de
una separación inevitable.
Desenvolveré las ganas
de quererte guardadas en
papel celofán transparente.
Por el que te observaré hasta
el final de mis días, sin
que me parezca ya tan dulce
seguir haciéndolo.