De la palabra inconstante
Irreverente que mis oídos alcance
Fugaz y perpetua gota de sangre,
Dormidas sandalias de sauce
Camino taciturno y estresante.
Manto de roble sin corazón
Eres mi cobijo yo tu alimento,
La tierra, mi perpetua razón
Y la lluvia mi eterno lamento.
Espiga de trigo duerme cegada
Roída en la tierra dulce y castaña,
Pronto caerá de la mano la guadaña
Y de sus ojos la esperanza lejana.
Muere perdido y con sangre
Sol que te alejas en perdida tarde,
Y reina la sombra implacable
Ardiendo en la vista impermeable.
Autor. Adolfo Casas Castañeda