Tus ojos eran la nada y un todo
capaz de confundir, y hasta borrar,
la línea del horizonte;
no cabían en mis ojos,
pero sí en mi memoria.
Eran espejos de lo infinito,
repetición hasta la exasperación,
esmeraldas que miraban con desprecio el astro.
Eran frío y calor, lo seco y lo húmedo.
... Fueron muerte y vida.
Eran tierra y universo, dunas sin raíces,
geografía imposible de señalar:
caminos concéntricos, sin norte,
en los que perderse era la única meta.
Eran Luna silenciosa y turbulenta,
tempestad de viento harinoso.
... Fueron pista secreta que me llevó hasta ti,
falsa luz de mi vida, principio y fin...
Un todo.