La camisa
Me puse esta camisa diariamente,
por eso ves gastado cada puño,
roto el bolsillo en que ya nada acuño
rugoso el cuello y de color ausente.
Quieres cambiarla, quieres que presente
otra camisa sin ningún rasguño,
me das razones en un refunfuño
y exiges desecharla prestamente.
Te miro, te sonrío dócilmente,
miro mi torso desnudo y ya ni gruño,
tu mano me acaricia suavemente.
No existe, ¿que no ves?, no hay otro cuño,
camisa es esta piel y claramente
si es vieja es que vivió y en mi la empuño.
10 08 12