Así sin presentirlo,
casi sin darme cuenta…
Y yo sin consentirlo
y tú con la insistencia.
Tu voz palabra lenta,
de suave consistencia,
llegó para decirlo,
despacio, con prudencia…
Recuerdo tu mirada
serena y desprovista,
que palpitando indultos
a hablar de amor te urgió.
Y yo que te escuchaba,
silente y realista,
que presintiendo nada
del todo enmudeció.
Tu rostro examinaba
como dando revista,
aguda y despistada
raptando mi atención.
Recuerdo que temblabas
de amor enternecido,
implorando del cielo
su santa intervención.
Recuerdo me mirabas
con dulce colorido,
soñando con revuelo
astucia y convicción.
Dijiste que me amabas,
semblante conmovido,
trepidante en anhelo
tu voz lo pronunció.
Y así sin consentirlo
y acaso sin pensarlo,
sellaste con un beso
ternuras de éste amor…
¡Amor desprevenido!
Amor suave y travieso,
sembrando de alegría
las horas de temor.
Quizás fue tu dulzura
no sé, no lo recuerdo…
O fue cual poesía
de mágico esplendor…
Lo cierto es que el momento
se fue corriendo lerdo
y en tus labios rendida,
bebí néctar de amor…