Era una figura agradable, un olor a agua de colonia, desprendía de su cuerpo, la camisa bien planchada, se notaba que le gustaba vestir bien, como un señor. Corbata, a juego, bien peinado, miraba alrededor un poco distante, en sus ojos una tristeza avergonzada. Con mi manera de ser abierta, empezó a contar cosas de su vida. Tenía tres hijas, a todas le había dado un curso, una abogada, otra economía, que trabajaba en su empresa con el marido. La tercera trabajaba en un hospital.
Yo era pobre, dijo, los primeros zapatos, los tuve en mi primera comunión. Trabaje en el campo que teníamos y en muchas más cosas, mi Padre, nos ha educado en el respecto y valores morales, que hoy nadie hace. Con el tiempo a poco y poco, he conseguido mi empresa, pequeña, tenia doce empleados, era de corcho.
Cuando me he dado cuenta, mi hija mayor e el marido la habían sangrado, ella tenia el vicio del juego fuerte y ha perdido miles y miles, algunos clientes no le pagaran y él ha quedado, casi sin nada.
Hoy trabaja, pero de intermediario, la hija se ha marchado a Luxemburgo con la familia, para intentar que pierda el vicio del juego. Orgulloso dijo que tenía un nieto con un mes de vida, me enseño la foto en su móvil, tenía mas dos de la mayor uno con quince y otro con doce. Era de la hija del medio. La mujer estaba con la mayor a pasar unos tiempos. Con más atención, me fijé en pormenores, el traje era de buena calidad, pero se notaba que estaba un poco flojo en las hombreras, pero impecable de limpio. Desahogando, dijo que la más pequeña la abogada, había sido ruda por teléfono con la mayor, decía que tenía explicación, pues por culpa de su vicio, había dejado de comprarle ropa cara y que ya no tenía el Audi, donde iba a facultad.
Así estuvimos charlando bastante tiempo, yo tomando un café con leche, mi compañero unas aguas el un brandi.
Sin altivez ni vanidad, dijo que le gustaba vestir bien, ser educado, no tubo estudios, pero aprendió a comportarse como un Señor.
Vi, lagrimas contenidas en sus ojos, un amor dulce por las hijas, un pedido de perdón a la Mujer, una esperanza en el futuro, pero también vi, noches sin dormir, desespero, angustia, cuando hablando volvió a su pasado reciente.
¡Tenia una necesidad tan grande de contar! Fuimos su oyente, seguro que mas tarde en su casa, solo lloró y preguntó el por qué, de su infortunio. Deseo de corazón que todo se arregle, que la hija deje el vicio, que los negocios vuelvan a ser lo que fueran, o por lo menos mejoren. Es un hombre, marido y Padre, bueno, merece una oportunidad mas en la vida.
Es la historia, de un desconocido, sin valor para algunos, para mi vale tanto como si fuera mía, todo ha dado, quizá en demasía, poniéndolo casi en la miseria, a ver vamos si cuando ya no pueda trabajar lo recompensan. Es mi duda, si lo protegerán y lo amaran, como él lo hizo y continúa haciendo.
Oporto, 27 de Junio de 2012
Carminha Nieves