Desde tu seno
consentido en tu pezón
obsesionado
en una última voluntad
duermo la sinrazón
obligado a sonrisa
de la mandíbula laboral
oficio de ganar dinero
Ceñida la pereza
al pensamiento febril de la maquinaria
me hallas nacido
con tu mano formando caricia
de aprendizaje intuitivo
En la ventana
un resplandor de fogoso
nos insinúa que hablan
quietamente
No hay obstinación posible:
todo decae
Una nocturnidad de sábado
reclama nuestra deuda
con aldabonazos
Como un estertor postulante
me desampara tu maravillosa desnudez
con tus pasos hacia el aseo