Siento tu latir, á golpes de pecho
No quiero morir, ayuda mi lecho
El que siempre dicta, tu silencio
Sin dudar, aunque pidas tu derecho…
Buscó desolado, la verdad de mi vida
Escondido entre el follaje, de mi herida
Supurando dolores inmensos, de sed nítida
Pero en el fondo de su poder, vive perdida…
Sangre que distribuyes, corazón herido
Por los tiempos de cansancio, efímeros
Pasaron cinco décadas y media, contigo
Y quisiera seguir latiendo, más minutos…
En tu cuerpo Modesto, mi gran amigo
Me llevo bien con tu alma y testigo
Cuando deje de latir, volara al infinito
Pero me dice cosas de ti, como testigo…
Que dura es la vida, que nos toca vivir
Sabiendo que un día, tenemos que morir
Aunque en muchos arrebatos, deseo morir
Pero luego pensando recapacito y soy feliz…
En la ciudad de mi cerebro, hay mil caminos
Destinos que dibujan, las constantes vitales
Y le pregunto á escondidas, por mis destinos
Pero son nervios sensores, cedulas venales…
Las que dirigen el edificio, de nuestro pensar
Y ejecutamos sin temores, la línea cerebral
Electo de glándulas, que nos hacen funcionar
Pasando de cero á cien, nuestro sensorial…
Cuerpos humanos, en el planeta del transito
La tierra que luce el sol y la preciosa luna
Mientras pasan los años, como un terremoto
Rápidos, veloces y como el huracán, se esfuman…
Y en un triste segundo, pasa á la eternidad
El alma discontinua, que nos posee al nacer
Viviendo con nosotros, llena de soledad
Pues lo más limpio de nosotros, es su amanecer.