Mi ausencia
es un delirio
de la fabulosa ironía,
que es estar muerto.
Y vomito las palabras,
cual charco de versos,
salen y salen
sin usar pretextos.
Se llenan de abismos,
cuando las recojo,
pues hay que dejar el piso limpio,
y guardar los recodos.
Condenado quizá,
a morir un rato mas,
pues el tiempo no pasa,
y ya desaparecí de mi mundo.