Y son mis miradas las que se enarbolan al cielo en busca de tu regreso, mis oídos claman por tu voz, se percatan mis ojos de que el tiempo se traslada en un reloj de arena, mi piel agoniza al carecer de tus manos, siento como el viento trae consigo tu aroma cruzando los mares, acortando distancias, viviendo del recuerdo de lo bello, y suspirando por la esperanza de lo inexplicable, cada segundo hace más clara la imagen de tu rostro en mi mente, y es este tonto corazón que da la alerta a mis sentidos de tu ausencia, y es esta terca mente que no deja de pensarte, y mis insistentes brazos que añoran rodearte con ternura, y aun en la penuria de añorarte, del deseo de besarte, la necesidad de abrazarte, sigo confesando, que este tonto corazón, no para de amarte, y el resto de mis sentidos se rebelan y persisten en extrañarte.