Logre entrar sin hacer algún ruido, mi corazón sonaba como aquel que libra su propia batalla, paso con paso, mis fuerzas me han abandonado y mi cuerpo se ha tendido rendido de tanto luchar, Pero la curiosidad que luce incansable y batalladora sigue en su eterno caminar. Así asistí, sin ser vista a los amores perdidos en cercanas memorias de los que hoy están junto a mi, También pude distinguir entre las sombras mensajes llenos de esperanzas, palabras precisas que al ser recordadas se clavan cual lanzas. Y desde entonces, sigo buscando detrás de los deformados cristales la delgada frontera que separa tus sueños de esta vida, mi vida real.