En horas de oficina...
Es un deseo irrefrenable y puro,
un recluso que a diario se amotina,
un animal que nada lo domina,
un embeleso, un mágico conjuro.
¿Será que sólo soy cabeciduro?
Pues desespero en horas de oficina
y ni el cigarro ni la cafeína
me pueden despojar de tal apuro
¿También siente tu cuerpo un fuerte sismo?
¿Igual lo quema una candente brasa?
¿Igual lo zarandea un cruel espasmo?
¿Te ocurrirá, te pasará lo mismo?
Un ansia loca por llegar a casa
para hacer el amor hasta el hartazgo.