Solamente el tiempo
conoció nuestro silencio,
fuimos destierro de verdad
en un oído muerto.
Hemos sido todo y nada,
la sombra siempre callada
del susurro terrenal
que nunca pudo empezar.
¿Y que será ser algo
si no se tiene costado
que roze al desprecio
del que merece ser odiado?
Mejor me quedo contigo
quieto, silente, enclaustrado
en tu exhalar de pena
que respiro por la queda
idea imprenetable
de un mundo de ciegos
con televisión por cable.