En el minuto de la verdad, termina una vida, parado el reloj, se da cuerda, pero no se olvida el minuto.
Es silencio, el increíble, el desmoronar de todo. Los sueños, la realidad en que creíamos, el amor que nos tenían, el respecto, la amistad, todo muere en ese ínfimo espacio de tiempo.
Nunca mas nos deja, como virgen desnuda en plaza publica, sangramos con los golpes de las piedras que nos rasgan la piel. Todo nuestro pasado, de un momento al otro, es mentira, engañados y sin palabras nos quedamos.
Mi minuto llegó, sin avisar, terrible, doloroso, pero era el minuto de la verdad. Como un temblor de tierra, echó por tierra, todo lo que pensaba era para muchos. Como si tuviera en mis manos flores que cambiaran para, espinos, me sentí usada, engañada, despreciada, no sabiendo la causa.
Si toda la vida viví, pendiente de todos, repartiendo lo que tenia de mejor, desde comida, afecto, amor e olvidándome por los demás, mi minuto de verdad, fue la muerte de creer en el ser humano.
Miré las fotos antiguas, volví a mirar, ¿como han podido mentir tanto? Como fui ingenua, ¿como me he dejado engañar tanto? No lo explico, no tengo capacidad.
El reloj trabaja, pero incompleto, le falta mi minuto, me llevó todo, solo ha quedado el silencio, que de grande que era se oía para allá del tiempo. Aun lo oigo, aun lo siento, aun me lastima y nunca más volveré a ser lo que fui. No puedo, no olvido, ya no tengo corazón para perdonar ni siquiera para abrir mis brazos y volver a abrazar. Seguiré viviendo lo que resta de mi vida, pero sin regalar nada de mi. Me lo quitaran.
Una grande parte de mi vida murió, no volverá, tampoco quiero, en mi barquito de papel hecho de sueños, sin remos, al sabor de la corriente seguir y alguien me sujetará para no hundirme, lo se. Si así no fuera ya no vivía, era un vegetal, metido en un bolso de plástico, esperando ser echado a la basura de un asilo cualquiera.
Si los amigos son falsos, si la familia no existe, si todo lo que hice por bien a tantos no sirvió de nada, me quedo con lo que tengo, nascí con una consciencia, la quiero para conducir mis pasos en verdad, el resto, ya no importa. Solo alguien que segura mi barco de papel e me da coraje para continuar a sentir que ni todos son iguales. En este momento aun que sea un poco o casi nada de felicidad es mucho para mí. Por nada lo dejaré. Se ya se fueran todos para lejos, si no los puedo alcanzar, me quedo con el cariño desinteresado, de tu grande corazón, amigo mío.
Así, casi deshicieran mi vida, mi sonrisa, mis sentimientos sanos que los guardo como un tesoro, pues si tengo que vivir en medio de la maldad, que sea, lo que no quiero es ser igual. Nunca.
En el día de la Asunción de la Virgen, yo le pido que lleve para lejos de mí, todo lo que pueda perjudicar mi sano vivir en paz.
Oporto, 15 de Agosto de 2012
Carminha Nieves